miércoles, 1 de abril de 2009

NAVIDAD



Durante años, lo he intentado.

Cierro los ojos con fuerza, utilizo grandes lentes oscuros, restriego mis párpados, pero, nada da resultado.

Todas las noches, debajo de la cama, le pido a Dios que me permita ser ciego.

La vez pasada, intenté algo nuevo. Esperé la navidad y le dirigí una carta al Niño Jesús con mi petición. La coloqué un poco antes de que él llegara, para que mis padres no pudiesen leerla. Luego, me dormí pensando en lo feliz que sería en cuestión de minutos; el cuerpo de mamá sin marcas y el rostro de mi padre sin color.

Pasaron las horas y, al despertar, sólo sentí algo caliente en mis ojos que me hizo gritar por toda la casa. Imagino que el Niño le encargó a papá darme el regalo.

Fue la ultima vez que vi su rostro. Ahora, sólo lo escucho.

Por eso, espero la próxima Navidad para pedir, esta vez, ser sordo.

Beira Díaz

No hay comentarios: