sábado, 9 de agosto de 2008

GOTAS DE LLUVIA SOBRE ASFALTO CALIENTE


Hace rato, mientras veía llover ferozmente desde la ventana de mi oficina, pensé en tí. Apenas un par de horas antes nos habíamos cruzamos en la calle, como frecuentemente nos ocurre ahora. Te ví con suficiente anticipación como para maniobrar un cambio de acera y no toparnos de frente. Odio verte y temblar. Entonces, mirando por la ventana, sentí un vergonzoso deseo de que esa lluvia que azotaba el asfalto te hubiese caido entera a tí, que te hubiese empapado la ropa y la memoria de recuerdos y besos profundos, y que en su furia te ahogara. Más probable es que te olvide, supongo.

Gioconda

No hay comentarios: