sábado, 9 de agosto de 2008

LA LLUVIA DE ROBERT


Caen robustas, furiosas y agresivas, se estrellan contra todo lo que a su paso encuentran, semejan agujas que punzantes se clavan en el mundo para hacerlo sangrar. Rabiosamente emprenden su caída desde las alturas menos azules y más grises de aquellas que repletas y ansiosas se desprenden de su carga, queriendo vaciarse, relajarse descontroladas, chocando unas con otras hasta formar chispazos que alumbran intensos los cielos cundidos de lágrimas aladas que esperan temerosas el consiguiente bramido. Y silba incesante su aliado el aireado brindándole al todo un toque que anida extraños compases de armoniosas notas, conjunto de fríos cantando incesantes, músicos aguados que rinden tributo al cielo infinito que abarca mí hogar.

Ana Lourdes

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